Editorial
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Es un privilegio contar con la participación del historiador John Komlos en este cuarto número de nuestra revista. Él nos presenta la grave problemática que enfrenta el capitalismo global, recurriendo a la categoría que desarrollara Joseph Schumpeter para describir los avances de la tecnología en el capitalismo: la creación destructiva. Así como el capitalismo iba destruyendo formas de producción y vida pretéritas, daba lugar a nuevos procesos y organizaciones de la sociedad y el trabajo. Mientras las grandes transformaciones de principios del siglo XX multiplicaron las fuerzas productivas y el empleo productivo, las nuevas tecnologías tienden a destruir más empleo del que crean, ahora afectando los servicios también y reduciendo el costo d... Ver más
2422-2704
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2016-04-18
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info:eu-repo/semantics/openAccess
http://purl.org/coar/access_right/c_abf2
Sumario: | Es un privilegio contar con la participación del historiador John Komlos en este cuarto número de nuestra revista. Él nos presenta la grave problemática que enfrenta el capitalismo global, recurriendo a la categoría que desarrollara Joseph Schumpeter para describir los avances de la tecnología en el capitalismo: la creación destructiva. Así como el capitalismo iba destruyendo formas de producción y vida pretéritas, daba lugar a nuevos procesos y organizaciones de la sociedad y el trabajo. Mientras las grandes transformaciones de principios del siglo XX multiplicaron las fuerzas productivas y el empleo productivo, las nuevas tecnologías tienden a destruir más empleo del que crean, ahora afectando los servicios también y reduciendo el costo de las inversiones de capital. A esto se le suma la tendencia a la generación de un exceso de ahorro, reflejo de la concentración del ingreso en el decil de los más ricos y a la enorme rentabilidad de las empresas tecnológicas a las que les sobra el efectivo y no requieren del ahorro de los demás para ampliar sus operaciones. La consecuencia es un sostenido estancamiento económico cuyo primer paciente fue Japón en los años noventa, seguido por Europa y con Estados Unidos un poco mejor pero tampoco lejos de ellos. El dominio de la derecha en Europa y Estados Unidos ha reducido la tributación e impedido la aplicación del gasto público para compensar los faltantes de demanda agregada.
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