Prácticas curriculares para una convivencia y cultura de paz positiva
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Las prácticas curriculares de la escuela tradicional aún siguen vigentes en el bordaje y manejo de las conductas violentas y los conflictos escolares. La anterior situación contribuye con una cultura de paz negativa, ya que estas solo centran su atención en la violencia directa generada por los estudiantes, buscan reducirla, no tienen en cuenta la violencia estructural o indirecta, que puede estar arraigada en estructuras de desequilibrio de poder institucional, jerárquico, autoritario. De ahí que la violencia estructural se corresponde con las relaciones, que contribuyen con la injusticia social. Así mismo en esta convivencia la paz que se manifiesta es negativa, donde los conflictos no se toleran, en la medida en que estos se consideran u... Ver más
0121-2753
30
2017-04-07
131
146
Itinerario Educativo - 2017
info:eu-repo/semantics/openAccess
http://purl.org/coar/access_right/c_abf2
Sumario: | Las prácticas curriculares de la escuela tradicional aún siguen vigentes en el bordaje y manejo de las conductas violentas y los conflictos escolares. La anterior situación contribuye con una cultura de paz negativa, ya que estas solo centran su atención en la violencia directa generada por los estudiantes, buscan reducirla, no tienen en cuenta la violencia estructural o indirecta, que puede estar arraigada en estructuras de desequilibrio de poder institucional, jerárquico, autoritario. De ahí que la violencia estructural se corresponde con las relaciones, que contribuyen con la injusticia social. Así mismo en esta convivencia la paz que se manifiesta es negativa, donde los conflictos no se toleran, en la medida en que estos se consideran un problema, algo difícil de manejar, una alteración de la tranquilidad, siendo la principal vía para el manejo de estos la sancionatoria o punitiva, la cual lejos de mejorar las conductas de violencia o conflictos los incrementa. Visto esto, los conflictos se consideran un problema y no una oportunidad de potenciar la convivencia. Las actitudes que rigen estas prácticas son dominio, sumisión con habilidades, de individualismo y competencia, esto conlleva a que el estudiante se convierta en un receptor pasivo, acrítico de los problemas sociales del contexto particular y global, lo cual no permite formar un ser humano en valores, frente a las problemáticas sociales que afectan la sociedad. Mientras que las practicas curriculares para la convivencia con un enfoque positivo, propician unos valores de solidaridad, respecto por los derechos humanos, democracia real, con plena participación, inclusión y justicia, además de centrar la atención en disminuir la violencia directa, también intervienen la violencia indirecta o estructural, y consideran los conflictos inherentes al desarrollo de toda estructura social, abordándolos en forma positiva.
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ISSN: | 0121-2753 |